sábado, 5 de diciembre de 2009

" En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas."

Charles Chaplin

miércoles, 2 de diciembre de 2009





EL DIABLO EN BICICLETA

Cioran nació en el año de 1911 en Rassinari, Rumania, hijo de un sacerdote ortodoxo.

“Durante la guerra y como no tenia libros, leí toda la biblioteca de la iglesia rumana de París. Llegué a conocer perfectamente esa lengua de iglesia, que es muy bella a causa sobre todo de su extraña mezcla de latín y eslavo”. En 1933 gana el premio de los jóvenes escritores rumanos con una obra titulada En las cimas de la desesperación. “Mi primer libro, de titulo rimbombante lo escribí en rumano a los veintiún años, prometiéndome no volver a nada más. Luego escribí, otro con la misma promesa tras acabarlo. La comedia se ha repetido durante más de cuarenta años ¿Por qué? Porque escribir, por poco que sea, me ha ayudado a pasar de un año a otro, dado que las obsesiones expresadas se debilitan y se superan a medias. Escribir es un alivio extraordinario, y publicar no lo es menos. Un libro que aparece, es una parte de nuestra vida que se convierte en algo exterior que deja de pertenecernos, que ha cesado de agobiarnos”.

Por entonces práctica mucho su deporte favorito: la bicicleta, llega a ser un consumado ciclista, hasta el punto que una reciente emisión de la televisión francesa sobre la historia del ciclismo, se hablaba de Cioran entre los campeones del pedal.

“En los años en que durante meses viajaba en bicicleta a través de Francia, mi mayor placer era detenerme en los cementerios rurales, tumbarme entre las tumbas y fumar durante horas, la considero la época más activa de mi vida”.

En esa época vive gracias a las becas como estudiante extranjero que le concede la universidad, “institución, imbécil, pero benéfica”, como dice.

A partir de 1950 intenta vivir como escritor, “escribo muy poco pero escribo, sin embargo tengo una excusa. Todo lo que he escrito ha sido en momentos en que tenía que escribir. Para deshacerme de algo. Todo lo que escribo lo hago en momentos de depresión por necesidad, para desembarazarme de un estado intolerable. No se trata de escribir para transmitir, sino para deshacerse de algo. Escribir es enviar un ultimátum a la existencia”.

Hace cincuenta años vive en París.

“Para mi, París fue la idolatría. Pero estoy cansado de ella, porque envejezco y la ciudad también. El encanto se ha terminado y si no la dejo es porque he vivido en ella durante cincuenta años. Pero ya no me inspira más.

Chamfort escribió antes de la revolución Francesa: “París, ciudad luz, ciudad de placer en donde las cuatro quintas partes de sus habitantes mueren de pena”. Es una ciudad triste. Se ha desgastado, se ha convertido en un infierno o una pesadilla que no logro abandonar, no sabría vivir en otra parte. Cuanto más avanzo, más veo adelgazarse mis oportunidades de arrastrarme de un día a otro, a decir verdad, siempre ha sido así: no he vivido en lo posible, sino en lo inconcebible. Mi memoria amontona horizontes hundidos”.

Sobre el suicidio dice: “Me paso el tiempo aconsejando, por escrito, el suicidio, y a través de la palabra, desaconsejándolo. Y es que en el primer caso se trata de una salida filosófica. Mientras que en el segundo, de un ser, de una voz, de una queja”.

Y del estructuralismo: “Todo eso me hace vomitar, no tengo otra palabra. Todo es un vomito. Todos esos métodos, esas maneras tan sistemáticas de abordar, sobre todo la poesía. Inconcebible. No se sabe si se trata de aritmética o de estadística, de una pretensión inusitada”.

“Yo quise ser filosofo y me quedé en aforista; quise ser místico y no pude tener fe; quise ser poeta y sólo llegue a escribir prosa poética bastante dudosa”.

“A un estudiante que quería saber cuales eran mis relaciones con el autor del Zaratustra, le respondí que había dejado de frecuentarlo desde hacia tiempo. ¿Por qué? Pregunto él. Porque lo encuentro demasiado naif… le reprocho sus arrebatos y hasta sus favores. Sólo demolió ídolos para reemplazarlos por otros, un falso iconoclasta con sus visos de adolescente, y no sé qué virginidad, qué inocencia inherente a su carrera de solitario. No observó a los hombres más que de lejos. Si los hubiese mirado de cerca, nunca hubiese concebido ni pregonado al superhombre, visión extravagante, visible, grotesca, quimera o chifladura, que solo podía surgir en el espíritu de alguien que no tuvo tiempo de envejecer, de conocer el desapego, el largo tedio sereno, mucho más cercano me es un Marco Aurelio. Ninguna duda por mi parte entre lirismo del frenesí y la prosa de la aceptación: encuentro más consuelo e incluso más esperanza cerca de un emperador fatigado que junto a un profeta fulgurante”.

Y sobre el amor: “La única función del amor es la de ayudarnos a soportar esas tardes dominicales crueles e inconmensurables que nos hieren para el resto de la semana y para toda la eternidad”.

Cioran fue presentado por Saint John Perse como el más grande prosista del siglo y el filósofo cristiano Gabriel Marcel sospechó que Cioran es el Diablo.









EL HAMAQUERO



martes, 10 de noviembre de 2009

miércoles, 14 de octubre de 2009

El diablo haciendo hostias con arequipe




Victor Bustamante


En la pasada Fiesta del Libro, 2009, ocurrió uno de los más inesperados encuentros entre dos viejos amigos, antes distanciados por cuestiones poéticas y políticas.

Gustavo Zuluaga, librero, editor y director del programa radial, En defensa de la palabra y Fernando Rendón, director del Festival de Poesía.

Creemos que de esa manera se liman asperezas, se aclararan dudas, y sobre todo gana la poesía. El diálogo más o menos fue el siguiente:

Fernando Rendón: Hola mi querido Hamaco, qué bueno verte.(El Hamaquero, rascándose las barbas, se hace el que no lo ve, pero se queda extasiado. Ya que tiene enfrente nada menos que a un Nóbel alternativo de pura cepa, una gloria nacional en bronce de alta pureza. Continúa rascándose las barbas, haciéndose el loco).

FR: Hola mi viejo querido, ¿cómo te va?, qué bueno verte.

(El Hamaquero todavía helado, no sabe qué camino coger. En lugar de esa abrazo fraterno y de ese beso en la frente esperaba una andanada de insultos y de vejaciones, pero no, el poeta que tiene enfrente es otro)Gustavo Zuluaga: Ahí mas o menos, hombre Mono.

(El Hamaco es el único autorizado en Medellín y sus alrededores para decirle Mono al Mono, es decir, a Fernando Rendón).

FR: Tenemos que dejar nuestros odios, nuestras diferencias y trabajar por este país que está lleno de ríos de sangre.

GZ: Lo único que te interesa es el dinero y eso no es poesía. Acordáte de nuestros viejos tiempos en el Cabuyal cuando aguantamos hambre y soñábamos con cambiar este país a través de la poesía. Me traicionaste y eso me pone muy triste.
..
FR: Cierto Hamaquerito pero recordá que uno no puede ser un eunuco de la poesía. Hay que gestionar, ser grandes.

GZ: No te creo nada. Te vendiste, te volviste un lagarto detrás del erario público..


FR: No lo creas el festival le dio un respeto a Medellín y eso se hace con dinero.


GZ: Sólo creo en los escritores que sufren, Ciorán, Artaud, Lemos. Acordáte de Roquita cuando vivió con nosotros y le ayudamos tanto. Se nos fue lejos.


FR: Si Hamaquero pero mira que los políticos se roban el dinero de la cultura, y es mejor aprovecharla haciendo eventos, dándole poesía a las personas.


GZ: Mira hombre Mono, qué te puedo decir, pues olvidaste que en el fondo nosotros somos nadaistas también, recordá que a veces decís que Gonzalo Arango hubiera soñado con realizar algo tan grande como lo que haces, pero también recordá a Lemos como vivió. Es el más grande poeta nadaísta. ¿Si o no?Decime, ¿si o no?, y te creo.(Mira hacia los lados por si es espiado por sus amigos que no le perdonaran nunca este encuentro)


FR: Sí, Hamaquerito tenés razón.GZ: Además no me gusta que tengas a esos muchachitos de la Juco en la sede del Festival dizque escribiendo poesía. Estás loco, que dirá Mayakovski si los ve allá.


FR: Hamaquerito dejé de ser comunista este año. Los eché a todos, me tenían medio loco, piden plata todo el día. Incluso voy a misa los domingos.

GZ: Monito, no te creo, Cuando se es mamerto es difícil dejar de serlo. Eso queda como una ponzoña.

FR: Pero hace poco dijiste en tu programa que amabas a Cuba y a Fidel Castro.


GZ: ¿Y es que escuchas el programa?


FR: Claro, aunque a veces te veo decadente, cuando te pones nostálgico poniendo discos de Charles Aznavour y de Adamo pareces una solterona de Copacabana de esas que viven en la vereda Sabaneta.

GZ: No Monito, no es eso, es que estos muchachos de ahora no saben ni quienes son ellos y es para compartir algo con ellos. Creo que existe una conspiración reguetotiana contra nosotros.


FR; Escucho tu programa todos los domingos, puedo estar hablando con el exterior, con Canadá, Suecia, Soyinka o lo que sea, pero tengo qué escuchar En defensa de la palabra, pero me da mucha rabia cuando empezas a tirarme puyas sobre los malos poetas que traemos y sobre todo cuando mete la cucharada el peruano, y por allá como que alguien se ríe ¿No es Gajaka? ¿De dónde sacaste al peruano?


GZ: Es un colaborador del programa, además poeta. Nunca lo has invitado a participar en el festival.


FR: Tranquilo Hamaquero que para el próximo festival lo invito por recomendación tuya.

GZ: Te volviste un negociante de los encuentros por la paz. Eso es una farsa, una mentira.


FR: Nada de eso. Es necesario hacerlo por una razón sencilla, (y mira al suelo), corren ríos de sangre a toda hora en el país.

GZ: Debiste haber dicho ríos de dinero que le entra al festival ya nunca apoyas a nadie. Por ahí tengo un poeta que necesito que lancemos.

FR: ¿Has dicho lancemos? Lo que necesites. El festival es tuyo. Me gusta ese lenguaje.Te voy a invitar para que abras el próximo festival. Si queres llevar al peruano no hay problema aunque es medio fastidioso.


GZ: No lo creo te gusta figurar al lado de los poderosos. Olvidaste una de las consignas nadaístas. “Los gordos no entraran al reino de la poesía”.


FR: (Se queda perplejo y medio triste pero no le salen lágrimas). Sí Hamaco es de Darío Lemos. Ah, tiempos aquellos chupando naranja y buscando patrocinio para la revista Imago en Copa. Ah tiempos aquellos de fraternidad y de poesía y frío como un putas.

(Vuelve a abrazar al Hamaquero, quien se hace el difícil, parece una quinceañera. Fernando también está perplejo hace veinte años no veía al Hamaquero en carne y huesos, Lo ve gordo, cacheticolorado, inteligente y desconfiando)

FR: Hombre Hamaquerito hagamos cosas juntos, recitales en la librería, me invitas a tu finca a hacer un sancocho de bagre como en nuestros buenos tiempos. Estoy dispuesto a asistir a tu programa de radio, Eso si no me vas a fusilar con preguntas capciosas. te compraré todos libros de poesía de Este lugar de la noche.

GZ: Ya no lees ni escribís. Como que estás dedicado a las relaciones sociales y yendo al Polo a abrir la boca. Por ahí me llegaron unos libros de poesía tuyos y ahí están exhibidos.No te creo. Todavía no te puedo invitar al programa porque quedo mal con las personas que no te quieren. Además le voy a dedicar doce programas a Sandro y a Los Ángeles Negros, después a Mercedes Sosa que está muy enfermita. Te acordas como pasábamos de bueno cuando te cantaba, gracias a la vida, y vos llorabas a moco tendido.


FR: Ah los buenos tiempos cuando escuchábamos a Mercedes Sosa, se me erizaba la piel y esperábamos que la revolución estaba detrás de la esquina.

GZ: No podes decir nada porque te has vuelto de derecha. Estás del mismo lado de Fanny Mickey, de Raimundo Angulo. La cultura como espectáculo no como interrogante. Pan y Circo, Quie-to..

FR: Eres mero teso. Te estás volviendo inteligente.

(El Hamaco mira a un lado a una bella ninfa que lo mira y lo ha reconocido. Él también repara en ella)

GZ: Debes saber que hablas con el mejor librero de Medellín.
.
FR: Mis respetos, maese Gustavo. Espero que hagamos la paz, la armonía, la fraternidad. La buena poesía nos llama. Recordá que la poesía es fuego.


GZ: Es pura carreta Mono. Te gusta mucho la publicidad y la plata. ¿Si es verdad que tenés una guaca?.


FR: ¿Y vos dónde te quedas, salís en El Tiempo, en El Colombiano, y en Une, por qué será?


GZ: Ja ja ja.
.
FR: En serio, deja de colocar música de los 60 en tu programa. Al paso que vas se va a llamar En defensa de la música para aplanchar.

GZ: Siguen Los Iracundos. Es que a veces me vuelvo triste. Además la gente no lee casi y me están llegando muchos elepés y ahí se me alborota la nostalgia..


FR: ¿Te imaginas Hamaquero si en esta época hubiera vivido Rimbaud y Michaux? Creo que hubieran sido de izquierda y hasta estuvieran en el monte.

GZ: No lo creo. Rimbaud era un mariquita y el otro estaría en algún monte pero de Venus. Je je je je.


FR: Pareces uribista de tiempo completo. En serio Hamaquero cuándo vas a ir a la sede. Dejémonos de vainas y de echarnos basura a la cara. Esta ciudad necesita cultura y a nosotros.

GZ: Ni sé que decir.

(Se dan un abrazo. El Mono Rendón por primera vez en muchos años habla de una manera clara, sin rencores y el Hamaquero está pendiente de que no lo vea ningún chismoso que vaya a contar de ese encuentro)


GZ: No le contes a nadie de este encuentro.


FR: Fresco Hamaquero. Te llamo.

domingo, 11 de octubre de 2009

CARLOS ALFONSO RODRÍGUEZ
(Lima 1968)
Ha publicado “El grito”(1994), “10 poemas de amor para mayores y menores de 12 años”(1998), “Poemas públicos”(2004) “Un puerto en el paraíso, motivos para cantar y otras breves historias”(2008) y “Poemas en salsa verde, con ajos, cebolla y bastante ají amarillo”(2009).

“El poeta peruano Carlos Alfonso Rodríguez, ha vivido algunas temporadas en Medellín en donde legó parte de su obra poética a Jaime Jaramillo Escobar (X-504), quien gentilmente cedió estos poemas a la revista Arquitrave. Nadie ha vuelto a saber de él desde hace más de diez años. Como es un viajero impenitente, turista profesional y domador de fieras indomables, se cree que, probablemente, se encuentre en la amazonía cazando tigres, venados y delfines rosados”
(Harold Alvarado Tenorio)

viernes, 9 de octubre de 2009





LA PEOR MUJER DE LA TIERRA

Era de mediana estatura y de cabellos rizados,
De nariz prominente, piernas torcidas y cuerpo enjuto.
Gustábale los viajes en crucero y en avión,
Y los buenos hoteles de Acapulco y Cartagena.
Ella ingresó a la universidad pero solamente,
Para que en su familia comentaran que estudia.
Después abandonaría los estudios para siempre.
Pues, para eso estaban los hombres en el mundo,
Para que también cumplieran como tales...
Palurda, fisgona, entrometida y sabelotodo.
Desplazábase oronda por las calles de la ciudad,
Con aires de importante y sueños de gran Dama.
Su aspiración mayor, era por supuesto, salir retratada
En las páginas sociales, junto a las grandes señoras
De familia, de la alta sociedad y de la buena vida;
Aquellas veteranas que rezan todo el día el santo rosario,
Cuando ya la muerte las acecha, amenaza y vigila.
Habiendo sido de jóvenes más perdidas que una bala.
Sus ojos no se mueven, para nada, del televisor,
Y no camina ni a la esquina de su casa sin auto ni taxi.
Ella jamás dio de lactar a nuestro primogénito y único hijo,
Para no deformar sus tersos pezones y voluptuosos senos.
¡Yo no sé, porque existiendo tantas hembras en el mundo,
Tuve que tropezarme con la peor mujer de la tierra!
Carlos Alfonso Rodríguez



EL GRITO

He ahí que vi hombres derrotados, quebrados, vapuleados, dependientes...
He ahí que vi a los poetas de generaciones anteriores morirse en los bares,
Morirse en los caminos, arrollados por trenes y buses en las carreteras,
Agonizar en los pasillos oscuros de los hospitales públicos,
Caminar perdidos, vagar enloquecidos en las avenidas y en las calles.
Mujeres dementes embarazadas por noctámbulos borrachos,
Padres enemigos de sus hijos, hijos enemigos de sus padres,
Soledad, infelicidad, en las vidrieras, detrás de los mostradores,
En los almacenes, en las oficinas, en las esquinas, en todos lados.
Ideologías y dogmas romperse a pedazos en los propios ojos
De millones de jóvenes acorralados en los sueños y en los años.
Tal vez es probable que no haya mucha belleza en mis palabras,
Pero en mis palabras hay verdad, dulce o amarga, la verdad es la verdad,
Perpetua como los signos o las leyes más antiguas
Que hasta hoy día permanecen como una muralla inderribable.
Como una ciudadela detenida en el tiempo, piedra sobre piedra,
Ángulo tras ángulo, en completa arquitectura, en exacta matemática.
Hoy me pongo de pie y debo de sobreponerme a todo ello,
La muerte de un amigo, la de otro más, ¡cómo duelen! Hoy que viajo solo.
¡Estas son nuestras pruebas, estos son nuestros retos!
Yo sigo siendo un joven a quien todas las mañanas acompañan
Las voces azules de los pájaros cantando desde sus ramas.
Yo sigo siendo un joven a quien el mar alegra el camino tranquilo hacia la playa
Desbordando alborada tras alborada entre brisas mudas y calladas.
Yo sigo siendo un joven que ha empezado a ser feliz y a florecer
En la sonrisa del verano en cada faena del trabajo cotidiano.
Amo mi país y mi país y tu país se abren como una puerta o como una ventana
En cada palabra de este relato que se levanta como un himno o como un canto.
El mal olor segrega nuestras úlceras, las muertes son muy cotidianas y terribles,
La sangre ha embadurnado nuestras ropas, vestidos y zapatos,
Los niños mueren por millones en la tierra, mueren de enfermedades incurables,
Los ancianos protestan públicamente y sus protestas nadie las escucha.
En las calles la noche ahorca diariamente un grito en la guerra,
En muchísimas noches atravieso la brisa de los faros del invierno,
Desalojo de mi mente los falsos espejismos que aparecen de repente,
Deslumbrado por las aguas azules que se mueven en los ojos tuyos,
Y me tiendo a los brazos que se extienden como puentes a mis brazos
Y me hago uno contigo, hasta desaparecer juntos de este mundo,
Tantas veces en el cielo de nuestras vidas y muchas veces en la tierra,
Penetrando dócilmente en el fértil túnel de nuestras emociones.
Mi generación fue una generación golpeada, herida, despojada,
Mi generación fue un grupo de jóvenes impetuosos e inconformes,
Que acaso no quiso escribir una sola palabra en sus días bajo el sol,
Que probablemente empezó a escribir bajo la luz de un cuarto oscuro,
En puertos abandonados, en desolados terminales terrestres,
En habitaciones cerradas, en hoteles baratos, casi sin proponérselo siquiera,
Una por una fueron saliendo las pocas palabras que aprendieron,
Que pagó con su vida el precio de sus sueños muriendo en los caminos,
Que soportó en carne propia el peso de una brutal y espeluznante realidad,
Que no se entregó fácilmente a ninguna tiranía ni a cualquier dictadura,
Que no tenía por qué creer servil y ciegamente a revoluciones europeas,
Y no tenía por qué en los colegios ser decente formal o bien educada,
Cuando todos los días se jugaban grandes intereses y su voz
Y su opinión no importaba ni un sólo rábano, tampoco un pepino,
Que discutía largamente en sus cuartos, cuando los soportaban en sus casas,
O cuando los echaban violentamente de sus casas diciendo:
Que el Dios de los ricos no era, precisamente, el Dios de los pobres,
Ni el Dios de los blancos era el mismo Dios de los negros, indios o cobrizos,
Cuando en últimas cuestiones no existen razas inferiores o superiores,
Desde que todos descendemos del mono, o sea desde que tenemos
Un gorila adentro por dichosa investigación y comprobación de Darwin,
Que descubrió en asquerosos hoteles que las prostitutas en el fondo
Eran mujeres tiernas de enorme desenfado, pero de desgraciada orfandad,
Entonces recién pudo comprender la predilección de Víctor Humareda,
Por ese universo sórdido y real en el mismo corazón de la Parada,
Que se arrojó desde los pisos más altos de la principal Torre de la ciudad,
Después de leer “Montacerdos” remeciendo las bases de sus cimientos,
Que escribió profusos, extensos y aburridos manifiestos aristotélicos,
Abrumados de bostezos somnolientos en oficinas paraestatales,
Mientras la poesía se ponía de pie en las calles y avenidas
O se jugaba la vida segundo a segundo por los caminos de mi patria,
Y los versos más intensos se escribían en la soledad más absoluta,
Y los versos lanzaban en las celdas oscuras, agudos quejidos del alma.
Que le dijo ¡No! a una recua de oportunistas y malnacidos alcahuetes,
Cuando muy alegremente celebraban un supuesto triunfo entre comillas,
Y terminó suicidándose en las calles principales del centro de la ciudad,
Pudriéndose anónimamente en las cárceles más escondidas y olvidadas,
En largos túneles subterráneos que iban a dar a grandes fosas comunes
Dónde sus cadáveres irreconocibles de rostros desfigurados
Señalaban con el dedo índice y con los ojos abiertos a los culpables.
Autodestruyéndose en los bares, en malolientes, cantinas y tabernas,
Divagaban perdidos entre las grandes avenidas de luces apagadas,
Embriagados tambaleaban revolcándose como puercos o lagartos
En donde quedaran enterrados de desperdicios, de basura o de lodo
Hasta comerse las babas amargas y ácidas de sus propios vómitos.
Refugiándose absolutamente desolados en los templos evangélicos,
Arrojándose a las llantas de los carros que partían a la carrera...
Estrellando sus cabezas contra paredes o veredas totalmente ebrios y mareados.
Abandonando el país sin más sueños que sus propios sueños,
Pidiendo plata en la puerta de los restaurantes, en las estaciones del metro.
Fueron arrastrados, empujados, ganados por la desesperación,
Por el desencanto, el engaño, la espalda fría del mundo, la traición...
Se drogaban en las peñas criollas, bailaban música negra, fumaban marihuana,
Consumían pasta básica hasta ponerse verdes, morados o negros;
Se inyectaban heroína, bebían ácido lisérgico, dormían en los arcanos del horror.
Yo los vi perderse una noche con un brillo en los ojos, nunca más volví a saber de ellos...
Piso el alambre de los grillos en el que horadan el silencio de la noche,
Sobre astrosas pendientes declina pálidamente la tarde mientras asoma la luna.
¡Yo, no me adapto a ésta vida de remedios, inyecciones, pastillas, antibióticos!
Estas calles apretadas, llenas de autos, microbuses, triciclos y altavoces,
No pueden controlarme. ¡Ya, he empezado algo y debo terminarlo!
Las viejas canciones de la radio pretenden controlar, atrapar, domesticar,
Mis afectos, mis verdaderos y más profundos sentimientos.
Los diarios siempre mienten y todavía creen que somos inocentes e ingenuos,
Hay mucha gente en mi país que no tuvo nunca un momento lleno de alegría,
Hay mucha gente en mi país a quién la felicidad jamás llegó;
Por eso me explico sus rostros endurecidos, sus corazones llenos de odio y amargura,
La prepotencia que destilan en sus escritorios porque fueron abandonados,
A veces por sus padres, a veces por sus madres, a veces por ellos mismos...
La ira que arrebata sus insomnios son sueños de paz en la gran aldea
Y los sueños de paz son sueños de paz en el bullicio de la gran ciudad.
¡Oh Sodoma!¡Sodoma la horrible!¡Sodoma, la pérfida, ahora y siempre!
Toda una experta estratega en sus actos más viles y artimañas,
Aquella que conoce los más recónditos secretos e intimidades,
Que nos habéis tratado a unos y a otros como a perros, como a bestias,
Como a mulas de carga, como acémilas, como completos animales.
Que nos hicisteis tragar el polvo amargo que se levanta en los caminos,
Que nos distéis de comer basura y excremento en las mazmorras,
Que nos enmarrocaste, que nos redujiste durante meses y años,
Que nos encerraste en pocilgas, basureros, buzones y comisarías,
Para que no cantáramos jamás en el nombre de la libertad,
En el nombre de la igualdad y en el nombre de la fraternidad,
Y eso era a lo único que nosotros cantábamos, porque en eso creíamos.
¿Cómo no iba a despreciarte?¿Cómo no iba a actuar, a veces, como lo hacía?.
Cuando me emborrachaba en las noches hasta dar tumbos en las paredes.
Yo orinaba en tus sucias calles. Yo defecaba en tus pestilentes parques,
En las plazas, en los puentes, en las avenidas principales, en los monumentos
Levantados a todos los héroes que perdieron guerra tras guerra,
Y a quiénes en tus libros, revistas, periódicos y hasta universidades,
Confesabas públicamente que amabas, que era lo único también que amabas.
Es evidente que detesto todo ese tiempo y difícilmente voy a poder evitarlo,
Al menos que cambies o por lo menos que seas otra, francamente.
Porque yo vi en tus calles, en cada paso que fui dando en este mundo de infierno:
Jóvenes enfermos de neurosis deambulando en las aceras y hablando solitarios...
Hijos en sano juicio, gozando de plenas facultades mentales, recriminando a sus padres;
Haciéndolos responsables de todas sus frustraciones y fracasos.
Existencias adolescentes marcadas por angustiosas enfermedades,
Muertes prematuras acumuladas una sobre otra en clínicas u hospitales,
Madres adolescentes trayendo al mundo limitaciones y miseria,
Muchachas universitarias entregando sus cuerpos a los pasajeros de los hoteles
por unas cuantas monedas o simplemente por un par de dólares americanos,
Sacerdotes y obispos predicando desde de sus altares por la paz y por la vida,
Armados hasta los dientes de ametralladoras, rifles y pistolas,
Asociaciones nacionales de escritores y artistas convertidas en grandes antros,
En donde se celebraban, a vista y paciencia de todos, con gran descaro y desparpajo,
Desenfrenados bacanales, pomposas fiestas acompañadas de ruidosas orgías,
Sin que la intelectualada, poetisos, poetusos, poetastros, ni nadie diga nada.
Explotados, desocupados, cojudeados, parados entre millones de parados.
Endeudados por impuestos, fregados por tributos, jodidos por las coimas,
De verdad, la verdad hablando, la enorme cantidad de dinero que cuesta ser ciudadano.
¡Oh Sodoma!¡Sodoma, Sodoma!¡La mal querida, la maltratada, la ultrajada!
¡Ciudad hermana de Babilonia!¡Ciudad consumida, ciudad consumada!
¡Ciudad de hombres y mujeres de pechos, vergas y vientres desnudos!
¡Ciudad de casas rodeadas de alambradas cargadas de cables eléctricos!
¡Ciudad dónde olvidan a los hermanos o los vuelven bestias, que es lo mismo, igual o peor!
¡Ciudad de edificios bombardeados, destruidos de cólera y de rabia!
¡Ciudad sitiada de tanquetas, carros blindados, camiones de guerra y soldados!
¡Oh Sodoma! ¡Oh Sodoma!¿Quién ordenó las matanzas en las cárceles de Castro Castro,
en las lóbregas celdas de San Juan de Lurigancho, en el Hermelinda Carrera
de Chorrillos y en la isla del Frontón en el mar Pacífico?,
Juzga también esas manos ensangrentadas y asesinas, providencia, en esta vida,
¿Debemos olvidar, también, para siempre ese río de sangre derramada?
¡Oh Sodoma! ¡Sodoma!, abrid los goznes de tus puertas y ventanas,
Soldad los yugos de las bestias para que la economía no gire en su propio eje,
Que se quiebren uno a uno los eslabones y grilletes mentales,
Que arda el amor derritiendo todas las fibras de nuestros corazones,
Para hacer de este continente un territorio paradisíaco y hermoso,
Como lo pronostican y señalan algunas profecías y designios,
Pero antes deberán cesar pronto la violencia y las guerras fratricidas,
Pero antes habrá que demoler las armas de las fuerzas armadas.
Yo, simple y llanamente me pregunto: ¿Por qué sus proyectos siempre fracasaron?,
¿Por qué sus buenas leyes e ideas siempre en la práctica se truncaron?.
Sus propuestas de paz luego de sonar con bombos, platillos y tambores,
Se perdían, irremediablemente, en los escombros y rincones del olvido,
Sus magníficas e innovadoras reformas casi nunca tuvieron éxito,
Sus nuevas constituciones cada vez fueron peores que una telenovela mexicana,
¡Ciudad perdida!¡Ciudad putrefacta!. No vas a vencerme, no vas a derrotarme.
¡Ya he empezado algo y debo, definitivamente, terminarlo!
Porque yo no nací para ser derrotado, yo nací para morir como los hombres de pie,
Como los viejos y rudos guerreros que entregaron sus vidas muriendo de pie
Como mis padres y abuelos que vivieron y murieron de pie
Yo todavía escribo palabras de amor aún en medio del ruido y del silencio.
Yo todavía escribo palabras de amor junto a la arena mojada donde respira el agua.
Porque puedo ver sobre la tierra la luz de un nuevo día,
Resplandeciendo lleno de vida, alumbrando nuevas horas, buenos días,
Porque me crecen drabas tiernas en las palmas de mis manos,
Porque puedo contemplar la piedra hendida de flores multicolores y retamas:
Amarillas, rojas, blancas, violetas, rosadas, de todos los colores;
Porque puedo imaginar un nuevo día, a pesar de todo y después de todo, hoy.

Carlos Alfonso Rodríguez











POETAS AMARILLOS

Los poetas actualmente, ya no se meten en política,
Escriben versos puros, cristalinos y celestes,
Publican puntualmente obras ligeras.
Cuentan y describen historias consabidas,
Noticias, crónicas y verdades perogrullescas,
Trabajan en diarios y emisoras oficiales.
Entrevistan bataclanas, chuchumecas y enanos,
Organizan fastuosos festivales de la poesía.
Recomiendan endemoniadas y hábiles estrategias,
Para encaramarse con arte en el poder.
Se inflan como pavos reales en los salones,
A donde muy poca gente va a escucharlos.
No quieren problemas con nada, ni con nadie,
Son amigos de reptiles, cocodrilos y lagartos,
Practican la filosofía de Raymundo y todo el mundo.
Los poetas ya no se meten en política,
Recitan versos y sonetos en las oficinas,
Son perseguidos y secuestrados por secretarias,
Se emborrachan y amanecen en embajadas,
Gobernaciones y palacios municipales.
Danzan como bailarinas en una pista de hielo,
Caminan como equilibristas en un circo global,
Se doctoran y jubilan como arrodillados.
Cobran mensualmente en el Banco de la República.
Los poetas ya no se meten ni involucran en política;
La política, por fortuna, nunca ha necesitado
De estos mequetrefes, cacasenos y cobardes.
Carlos Alfonso Rodríguez

viernes, 25 de septiembre de 2009

LIBRO EN VENTA

"La miseria de la expresión, que es la miseria del espíritu, se manifiesta en la indigencia de las palabras, en su agotamiento y degradación: los atributos merced a los que determinamos las cosas y las sensaciones yacen finalmente ante nosotros como carroñas verbales. Y dirigimos miradas llenas de nostalgia al tiempo en el que no desprendían más que un olor a cerrado. Todo alejandrinismo proviene finalmente de la necesidad de airear las palabras, de prestar a su marchitamiento el suplemento de un refinamiento alerta; pero acaba en un agotamiento donde el espíritu y el verbo se confunden y descomponen. (Etapa idealmente postrera de una literatura y de una civilización: imaginemos un Valéry con el alma de un Nerón...)

Mientras nuestros sentidos frescos y nuestro corazón ingenuo se reencuentran y deleitan en el universo de las calificaciones, prosperan el azar del adjetivo, el cual, una vez disecado, se revela impropio y deficiente. Decimos del espacio, el tiempo y el sufrimiento que son infinitos: pero infinito no tiene más alcance que: hermoso, sublime, armonioso, feo...¿Quiere uno restringirse a ver el fondo de las palabras? No se ve nada, pues éste, separado del alma expansiva y fértil, es vacío y nulo. El poder de la inteligencia se ejercita en proyectar sobre él un lustre, en pulirlo y hacerlo deslumbrante; este poder, erigido en sistema, se llama cultura, fuego de artificio sobre trasfondo de nada."


EMILE MICHEL CIORAN

martes, 22 de septiembre de 2009

Trabajo visual sobre la obra de Cioran...en cinco partes.

“El tiempo puro, el tiempo decantado, liberado de acontecimientos, de cosas y de seres, sólo se muestra en ciertos momentos de la noche, cuando uno lo siente avanzar, con la única preocupación de ser arrastrado hacia una catástrofe ejemplar”.

Cioran

RESEÑA



MARGINALIDAD FILOSÓFICA DE CIORAN
Emilio Cioran: creencias y esperanzas de un escéptico
María Dolores Jaramillo
Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2002 (178 pp.)




Émile Michel Cioran, filósofo rumano que dejó su país y su familia para empeñar su existencia en la faena de escritor, llegó a París huyendo de totalitarismos e ignorancia. Fue un pensador marginal, siempre viviendo en la tangente, riendo y escribiendo. Fue un filósofo con una personalidad y una obra atractivas. A pesar de ello, en Colombia se lo ha estudiado poco, casi nada. Para tratar de llenar este vacío ha salido a la luz pública el libro Emilio Cioran: creencias y esperanzas de un escéptico, producto sublime de la profundidad investigativa de María Dolores Jaramillo. Ella caracteriza a Cioran como un promotor de la nueva filosofía, dueño de una sabiduría escéptica que compartía y, ante todo, un hombre libre en su labor intelectual. Sin embargo, Jaramillo dice que es «un autor desconocido en Colombia». Para los lectores de Cioran, este libro nos cae muy bien, porque nos aclara el panorama sobre aquel filósofo marginal: sin dogmas, sin escuela, sin moda, sin religión, pero abierto a lo múltiple y mudable.
El libro está conformado por nueve ensayos, escritos en una prosa clara y con un orden impecable, sin abusar de las citas y con un discurso propio. Además, contiene tres reseñas bibliográficas basadas en tres textos monográficos que tratan de la vida y obra de Cioran. Este conjunto de estudios y análisis representa la senda que ha recorrido Jaramillo: de simple lectora a investigadora rigurosa, de su perplejidad ante las letras a la búsqueda de lo ignoto detrás de los textos. Sus ensayos tratan diversos aspectos de la marginalidad filosófica de Cioran y su consecuente obra, su escritura asistemática. Sus reseñas tratan de destacar el interés que ha despertado la vida y obra del filósofo rumano, principalmente en el ámbito francés y en unos cuantos estudiosos colombianos.
En el primer ensayo, la autora centra su interés en el tema de la lucidez humana como sendero libertario. El Cioran lúcido se expresa en fragmentos filosófico-literarios, casi aforismos, en los que manifiesta su pensamiento al margen de las costumbres y la sociedad. Un Cioran lúcido por escéptico (aun cuando no tanto como los antiguos griegos), que cree en la duda, en la libertad de pensamiento, en la vida y en el error de la historia humana. Sus creencias son diferentes, son esperanzas de un marginal, pero el pensador rumano siempre parte de una actitud suspicaz. Y así trata otros temas como el suicidio, el destino, el fanatismo, el budismo y la pasión intelectual como consecuencia de la lucidez. En el segundo ensayo, la investigadora subraya las características del filósofo que propone Cioran: la honradez intelectual, la perplejidad ante la historia, el librepensamiento, la marginalidad, el análisis crítico de lo dominante y la revolución reflexiva. Es decir, que «Cioran asigna al filósofo el rol de desengañar y cuestionar» (p. 58). Ya en el tercer ensayo, la autora muestra su conocimiento literario para establecer una cierta relación entre Dostoievski y Cioran, en lo que respecta a la noción y práctica de la libertad.
En el cuarto ensayo, María Mercedes Jaramillo hace una labor metacrítica al examinar con su lupa analítica los estudios críticos aplicados a Cioran. Para la autora, hay muchos prejuicios y estigmas frente al pensamiento marginal del escritor rumano, «malcomprendido y falsificado» porque se le aplican los epítetos descalificadores de «agnóstico, pesimista y suicida». Toma el ejemplo de la crítica hispánica, que explaya sus presupuestos católicos sobre la obra marginal y atea de Cioran. Sin embargo, es necesario recordarle a Jaramillo que en toda interpretación siempre van a estar presentes los prejuicios del intérprete, tal como nos lo enseña la hermenéutica filosófica. En el quinto ensayo, la investigadora establece una polémica con Darío Botero Uribe, en lo que corresponde a la crítica demoledora de este último que ve en Cioran a un nihilista y pesimista, adjetivos que la autora no ve con buenos ojos. El choque es más palpable en cuanto al tema de la utopía, de la que Cioran hace una fuerte crítica que Darío Botero ve como nihilismo. A este concepto la maestra Jaramillo contrapone un humanismo cioraniano y un interés por la historia muy patente en el filósofo rumano. Ya en el sexto ensayo, la investigadora recalca la importancia del aforismo como forma de manifestar la sabiduría, el sentimiento y la filosofía. Es la brevedad que se contrapone al tratado sistemático tradicional; es el aforismo como lenguaje coloquial, directo y claro. Para ello toma como ejemplo los aforismos de un libro de Cioran, en el que el filósofo rumano piensa que «más que la muerte, el nacer es el inicio de todos los males» (p. 125).
En el séptimo ensayo, la autora explora el concepto cioraniano de historia: «La suma y secuencia de costumbres, modos de vida y utopías; conceptos que construye el hombre y trata de imponer a otros hombres» (p.134). La historia para Cioran es la oscilación entre sometimiento o liberación, y en esta visión dialéctica el escritor rumano nos exhorta a desencadenar nuestro espíritu para que fluctúe sin obstáculos por el universo cíclico. A pesar de esta actitud libertaria, el desencanto de Cioran se manifiesta en su profecía: «El único futuro de la humanidad es la catástrofe» (p. 132). En el penúltimo ensayo, la autora muestra similitudes y diferencias entre Borges y Cioran: ambos leyeron con interés crítico a Nietzsche, usaron la ironía en su obra, buscaron saber de otras culturas y por eso les llamó la atención el budismo. Pero Borges les abre espacio al mito y a la ficción literaria, mientras que Cioran duda de lo mágico e imaginario; Borges nos introduce en un laberinto colmado de símbolos, y Cioran nos cobija con aforismos y aperturas filosóficas. En el último ensayo se muestra el sentido que Cioran da al término «reaccionario»: lo contestatario que deconstruye lo tradicional y dominante. Así las cosas, el pensamiento y la escritura de Cioran son reaccionarios, porque él se margina de los cánones establecidos por la historia oficial del pensamiento occidental.
La última parte del libro está dedicada a reseñar de manera breve pero crítica tres obras dedicadas a Cioran. La primera recensión está basada en el libro Itinéraires d’une vie: E.M. Cioran, del editor rumano Gabriel Liiceanu, que aporta «abundante información biográfica» que, según la investigadora, nos ayuda a comprender la coherencia entre pensamiento y vida que se observa en Cioran. La segunda reseña tiene en cuenta un estudio filosófico sobre el pensamiento de Cioran que realizó Freddy Téllez y que él tituló En torno a Cioran. Este libro es visto por la autora como un valioso aporte colombiano al estudio de la obra cioraniana, pues se atreve a relacionar al rumano con los cínicos griegos, muestra el escepticismo como «coraje intelectual» frente al establecimiento y la risa cioranesca se reconoce como elemento importante de la nueva filosofía. La última reseña se basa en el libro Cioran, l’hérétique, de la escritora e investigadora francesa Patrice Bollon, quien centra su interés en «las declaraciones y adhesiones juveniles de Cioran al fascismo rumano». Como se ve, María Dolores Jaramillo manifiesta su perseverancia investigativa al estudiar con cuidado tanto la amplia bibliografía europea sobre Cioran, como los escasos libros dedicados a este filósofo en Hispanoamérica, sobre todo en Colombia.
A todos aquellos lectores que buscan alternativas de pensamiento les conviene mirar con cuidado el libro Emilio Cioran: creencias y esperanzas de un escéptico, de María Dolores Jaramillo. Esta investigadora nos propone un filósofo rumano abierto a la multiculturalidad que expresa su pensamiento en aforismos, fragmentos y párrafos breves, con lo cual «señala el camino a una nueva filosofía». Pero lo que más destaca la autora en Cioran es su pasión intelectual, su constante deseo de sabiduría, su incansable búsqueda de conocimiento en las diversas fuentes del mundo: los libros, los contertulios, las calles, los parques y los cafés. Siempre lejos de la seriedad académica que no permite la carcajada ni el sarcasmo, sino que limita el pensamiento. Cioran nunca renunció a su lucha independiente por la liberación intelectual, así ésta le trajera como consecuencia la marginalidad filosófica y todo lo que ella implica. Sea bienvenido a nuestro ámbito cultural este libro sobre un pensador ignoto, casi perdido en el tiempo.


John Rozo Mila

sábado, 19 de septiembre de 2009

Video de estudiantes del Instituto Universitario de Bellas Artes para Taller Creativo II

Video de los estudiantes de periodismo de la Universidad de Antioquia para el noticiero interno De la Urbe T.V.

sábado, 22 de agosto de 2009

.....A nuestra Isis
Salve Isis, Diosa alada
Salve Isis, Diosa alada,
la de los lisos cabellos,
la del sistro de plata,
la de sublimes secretos,
la de la clara mirada.
Loto de tez de názora,
tu aroma se va esparciendo,
cual amorosa dádiva,
en los hondos silencios
de tu estanque de nácar....

.....

Belleza Inmaculada,
Señora oculta tras velos,
Majestad entronizada
en el Sagrario del Alma,
Fuerza ignota en cada pecho.
Víctor de Castellar



Vuelve



Vuelve otra vez y tómame,
amada sensación retorna y tómame -
cuando la memoria del cuerpo se despierta,
y un antiguo deseo atraviesa la sangre;
cuando los labios y la piel recuerdan,
cuando las manos sienten que aún te tocan.
Vuelve otra vez y tómame en la noche,
cuando los labios y la piel recuerdan....
Konstantino Kavafis (1863-1933)






Era pobre y sórdida la alcoba....

Era pobre y sórdida la alcoba,escondida encima de la equívoca taberna.Desde la ventana se veía el callejónsucio y estrecho. De abajo subían las voces de unos obreros que jugando a las cartas mataban el tiempo.Y allí, en una cama mísera y vulgar poseí el cuerpo del amor, poseí los labios sensuales e sonrosados por el vino -sonrosados de tanto vino que incluso ahora, cuando escribo, después de tantos años, en mi casa solitaria, vuelvo a embriagarme.



Konstantino Kavafis (1863-1933)
Invitamos a leer estos cuentos de Ricardo León Peña uno de nuestros amigos habitantes del norte

miércoles, 12 de agosto de 2009

sábado, 8 de agosto de 2009

"Dícese que en aquella lejana playa
los naufragos de el mundo
se encuentran ángeles caídos,
sirenas encalladas, musas alucinantes,
amazonas extraordinarias,
afroditas erotizadas..
y algunos hablan que llegaron a enfermar de amor"
Una mujer desnuda y en lo oscuro

Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera un resplandor que da confianza
entonces dominguea el almanaque
vibran en su rincón las telarañas
y los ojos felices y felinos
miran y de mirar nunca se cansan.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
es una vocación para las manos
para los labios es casi un destino
y para el corazón un despilfarro
una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera una luz propia y nos enciende
el cielo raso se convierte en cielo
y es una gloria no ser inocente
una mujer querida o vislumbradades
barata por una vez la muerte.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda.
Benedetti - Serrat


Bienvenido a este lugar de la noche.
Medellín, noviembre de 2003


Señor de umbrella house
Mariscal o dandy enardecido de fuego y soledades
que arribas a este sur de la inconsciencia
con tu voz ronca de frío y cigarrillo;
Rey Ricardo, Richie Rey,
tu tierno corazón no es de león,
es el tango asediado por boleros.
Que nunca falte en tu cocina el tierno olor de la cebolla
para engañar opíparos vacíos estomacales.
Que bajo tu colchón o entu caleta
haya una eterna provisión de yerba,
santa , eso si, para aromatizar tu paganismo insomne.
A cambi de eso queremos escuchar
tus versos de nieve y de limón que hablan de exilio,
de fraternaria lucha enardecida,
de tiempos de arrumacos con un perro que funge de siquiatra,
Vuelve poeta siempre, ésta es tu tierra,
emite tu alarido libertario en estos callejones conocidos.
tuvoz nos llega siempre amorosay definida.
enciende con tu verso una fogata
y deja que circulen los recuerdos.
Háblanos de Paris o Mannhatan
con ese tono gris de nieves sucias
de verde pátina de orín, de noho, de verdad.
Habla del cielo o del infierno,
del rojo jazz o el triste blues.
Te amamos porque eres, poeta,
amigo sin barreras ni dobleces.
Brindate entero hoy, que no hay mañanas ni futuros
- verdad que este presente colombiano testifica-
y cuando llegues a umbrella house, a Tango, a tus amigos,
por favor gritale al norte
que el sur aún florece.

Alirio Antonio Machado

martes, 21 de julio de 2009





Fernando Pessoa en su niñez (1894)

Contra la democracia*


Fernando Pessoa

La igualdad entre los hombres

La tesis fue expuesta hace tiempo, como una verdad suprema,
por el biólogo Haeckel. Entre el mono y el hombre normal,
dice él, hay menos diferencia que entre el hombre normal y el
genio.
Entre el trabajador intelectual, como le llaman, y el trabajador
manual, no hay identidad ni semejanza alguna; hay una
profunda, una radical oposición.
Lo cierto es que entre un obrero y un mono hay menos
diferencia que entre un obrero y un hombre realmente culto.
El pueblo no es educable, porque es pueblo. Si fuese posible
convertirlo en individuos, sería educable, sería educado, pero
entonces ya no sería pueblo.
El odio a la ciencia, a las leyes naturales, es lo que caracteriza
la mentalidad popular. El milagro es lo que el pueblo
quiere, es lo que el pueblo comprende. En que lo haga Nuestra
Señora de Lourdes o de Fátima, o que lo haga Lenin, es ahí
donde radica la única diferencia. El pueblo es fundamentalmente,
radicalmente, irremediablemente reaccionario. El liberalismo
es un concepto aristocrático y, por lo tanto, totalmente
opuesto a la democracia.
Sí, fijémonos en esto. Eliminemos las distinciones puramente
exteriores, como la que hay entre negros y blancos. La
verdadera diferencia es de otro orden. Es entre gente e individuos.
Acepto a un hombre del pueblo como hermano en Dios,
como hermano en Cristo, pero no como hermano en naturaleza.
Ante la religión somos iguales; ante la Naturaleza y la ciencia
no hay entre nosotros identidad alguna; dondequiera que se
establezca igualdad entre cosas naturalmente distintas hay mística,
hay religión; lo que no hay es ciencia.
Cada una de todas las religiones se divide, más o menos
evidentemente, en dos: el culto externo y la doctrina externa, y
lo que se da en la iniciación, el culto individual y místico o ritual
y mágico. Ahora, la cultura es una iniciación. Y lo es porque
tiene la esencia de la iniciación: el ser otra vida.


Juventud y verdad

Una cosa que al parecer preocupa mucho a los críticos que ya
tienen cuarenta años es la actitud poco “generosa” —en el
sentido que dan a este término en política— de las nuevas generaciones.
No son democráticas, no son libertarias, no simpatizan
con los oprimidos, no odian a la Iglesia, no levantan la
voz para clamar Justicia.
A estos críticos les parece que esta actitud es triste. Tal vez no
lo sea. Les parece reaccionaria. Tal vez no lo sea. Todo depende
de cómo se encare generosidad y reacción. Y al final lo que es
esta actitud es algo muy simple: es fruto de la experiencia.
La juventud de hace veinte años tenía tras de sí la experiencia
constitucional, y toda su tendencia, ante la carencia de esa
experiencia, era contra el constitucionalismo. La juventud de
hoy tiene atrás las experiencias democráticas, y, siempre en su
papel de juventud, representa la reacción contra esas experiencias
cuya carencia estruendosa es de cotidiana evidencia.
La juventud de hoy vio, además, que los libertarios, los socialistas,
los demócratas, ardiendo en amor por el pueblo, acaban
en el enfrentamiento y en el peculado, en el uso, en sus
relaciones con el pueblo, de la policía y del ejército. Y como
esta experiencia es la última, la juventud de hoy concluye que
la realidad vale más que las buenas intenciones, que es inútil
predicar buenas doctrinas. Más vale, pensaron ellos, defender
las doctrinas antipáticas. Por mi parte, encuentro preferible
defender, como algún día lo haré con la debida argumentación
sociológica, que es legítimo que los políticos roben y despojen
al pueblo, a que roben y despojen al pueblo llamando a eso
“gobierno popular”, “democracia”, “libertad” y cosas por el
estilo.
El amor a la verdad sustituye, en la juventud de hoy, al amor
a la mentira disfrazada de generosidad que caracterizaba a la
juventud de ayer. De nada sirve servir a la mentira, por generosa
que sea. El anarquismo, el socialismo, el democratismo
—todo ese enredijo de teorías simpáticas que olvidan que teorizan
para una humanidad de carne y hueso— fueron divinizaciones
de la mentira. Y fueron eso que Carlyle llama la peor
especie de mentira: la mentira que se cree verdad. No fueron
error, el cual es admisible, fueron la mentira inconsciente.
Cualquiera se equivoca. Pero no todos mienten inconscientemente.

La política

El mejor régimen político es aquel que permite con mayor
facilidad y seguridad el juego libre y natural de las fuerzas
(constructivas) sociales, y que con mayor facilidad permita el
acceso al poder de los hombres más capaces para su ejercicio.
No hace falta insistir que variará de nación y, en cada nación,
de época en época.
Con el régimen democrático sucede que si tiene, por su
naturaleza, la primera cualidad, por esa misma naturaleza resulta
de lo peor respecto a la segunda. Su base liberal, al propiciar
que las fuerzas individuales se expandan libremente, garantiza
la plena valorización de esas fuerzas. Pero al basar su
sistema de gobierno en un llamamiento a las mayorías, forzosamente
ignorantes e incultas —de manera absoluta o, al menos,
en relación con el resto del país— hace el acceso al poder
casi ilimitado a hombres dotados para dominar o sugestionar a
las mayorías. Las cualidades necesarias para tal fin no son las
mismas —lo que es más, a veces son contrarias— a las exigidas
para el gobierno de una nación.
Si la transmisión de poderes de la mayoría a favor del gobierno
tuviese en los dominadores y sugestionadores de las
mayorías, no su término, sino un punto intermedio —esto es,
si los elegidos del pueblo fuesen, no sus gobernantes, sino los
que escogieran a los gobernantes— entonces se podría hablar
de una cierta facilidad de acceso al poder de hombres realmente
competentes para ejercerlo. Sin embargo se puede esperar,
en razón de la debilidad y el egoísmo humanos, que los capaces
de dominar empleen esa capacidad simplemente para hacer a
otros dominar, ni tampoco que la vanidad, base de toda capacidad
de dominio, quite al dominador la convicción de su capacidad
para gobernar. El hombre que domina multitudes en
un comicio fácilmente se convence de que dominará números
en un presupuesto. Es absurdo como lógica, natural como psicología.


Dominio de las minorías

Medítese: no tenemos recelo de que la sociedad se democratice.
No puede haber democracia, porque el sólo hecho de haber
sociedad incluye el hecho aristocrático. No se piense, entonces,
que nuestra protesta es contra la democracia como cosa que
exista realmente o que amenace con poder existir. Ella no puede
hacerlo por su naturaleza antinatural y autocontradictoria.
Nuestra protesta es en contra de que se quiera hacer democracia
cuando el hecho esencialmente social es absolutamente
aristocrático. Nuestra protesta representa nuestro pasmo ante
la inutilidad de pedir y esforzarse por poner en práctica doctrinas
que, además de realmente imposibles, perjudican la existencia
de las sociedades y el bienestar social.
La democracia es una (…).
Si una sociedad subsiste, el mero hecho de que subsista
prueba que en ella se da el hecho aristocrático.
Lo que la vida moderna ha conseguido es apenas disfrazar e
hipocritizar (sic) la operación de ese hecho, del hecho aristocrático.
¿Domina el pueblo en un país donde hay sufragio universal?
No domina. Dominan los partidos. Dominan las minorías.
Esto es: el hecho aristocrático persiste disfrazado e hipócrita.
Pero persiste […]. ¿Es la república francesa una república oligárquica?
Naturalmente. Si no lo fuera no podría existir Francia.
No hay, en las repúblicas, en las sociedades, sino oligarquías.
En Inglaterra, por ejemplo, ¿gobierna el pueblo, gobiernan
las mayorías?… ¿Gobiernan?.

* Fernando Pessoa, Contra la democracia, México, uam, 1985.

sábado, 18 de julio de 2009

Próximamente Pandora Ediciones pondrá a la venta un libro que recoge varios escritos de este gran pensador del siglo XX.

Esperamos que nuestros lectores se animen a comprarlo y contribuir al conocimiento de las reflexiones de Emil Cioran.

viernes, 17 de julio de 2009

Mauricio Manco - Diana Paniagua
Willinton Foronda - Camilo Aristizábal
Invita:
Café Libro Este Lugar de la Noche
Jueves 23 de julio 7:30 p.m.


La escuela del tirano

E. M. Cioran

Fragmento de “La escuela del tirano”, en Historia y utopía,

Para no ceder a la tentación política, hay que vigilarse a cada
momento. Pero ¿cómo conseguirlo en un régimen democrático
en el que el vicio esencial es permitirle a cualquiera aspirar
al poder y dar libre curso a sus ambiciones? De ello resulta una
enorme abundancia de fanfarrones, de agitadores sin destino,
de locos sin importancia que la fatalidad ha rehusado marcar,
incapaces de verdadero frenesí, tan inadecuados al triunfo
como al hundimiento. Sin embargo, es su nulidad la que permite
y asegura nuestras libertades amenazadas por las personalidades
excepcionales. Una república que se respete debería
trastocarse ante la aparición de un gran hombre y proscribirlo
de su seno, o impedir al menos que se cree una leyenda a su
alrededor. ¿La idea le repugna? Será que, deslumbrada por su
azote, no cree más ni en sus instituciones ni en sus razones de
ser. Se enreda en sus leyes, y esas leyes, que protegen a su enemigo,
la disponen y la comprometen a su dimisión. Sucumbiendo
bajo los excesos de su tolerancia, tiene miramientos con
un adversario que no le guardará a ella ninguna consideración,
autoriza los mitos que la socavan y la destrozan y se deja enredar
en las suavidades de su verdugo. ¿Merece subsistir cuando
sus mismos principios la invitan a desaparecer? Paradoja trágica
de la libertad: los mediocres, que son los únicos que hacen
posible su ejercicio, no sabrían garantizar su duración. Le debemos
todo a su insignificancia y perdemos todo a causa de
ella. De esta manera se encuentran siempre por debajo de su
misión. Ésta es la mediocridad que yo aborrecía cuando amaba
sin reserva a los tiranos de quienes nunca se dirá suficientemente
—al contrario de su caricatura (todo demócrata es un tirano
de opereta)— que tienen un destino, incluso demasiado destino.
Y si yo les rendía culto es porque, teniendo instinto de mando,
no se rebajan ni al diálogo ni a los argumentos: ordenan, decretan,
sin dignarse a justificar sus actos; de ahí su cinismo, cinismo
que yo ponía por encima de todos los vicios y de todas las
virtudes, marca de superioridad, hasta de nobleza, que a mis
ojos los asilaba de los mortales. No pudiendo hacerme digno de
ellos por la acción, esperaba alcanzarlos a través de la palabra,
de la práctica del sofisma y de la enormidad: ser tan odioso con
los medios del espíritu como lo eran ellos con los del poder,
devastar por medio de la palabra, hacer estallar al verbo y con
él al mundo, reventar con uno y con otro hundirme finalmente
bajo sus escombros. Ahora, chasqueado de esas extravagancias,
de todo lo que le daba realce a mis días, me pongo a soñar con
una ciudad, maravilla de moderación, dirigida por un equipo de
octogenarios un tanto chochos, de una amenidad maquinal, lo
suficientemente lúcidos como para hacer buen uso de sus decrepitudes,
exentos de deseos, de añoranzas, de dudas, y tan
preocupados por el equilibrio general y el bien público que
mirasen la sonrisa como un signo de depravación o de subversión.
Y ahora es tal mi decadencia que hasta los demócratas me
parecen demasiado ambiciosos y demasiado delirantes. Sería su
cómplice, sin embargo, si su odio hacia la tiranía fuese puro;
pero sólo la abominan porque los relega a su vida privada y los
arrincona en su vacío. El único grado de grandeza que pueden
alcanzar es el del fracaso. Liquidar les sienta bien, y cuando sobresalen en ello merecen nuestro respeto.

lunes, 1 de junio de 2009

Recital poético de Ron Riddell
Jueves 4 Junio de 2009. 7:00 pm
Lugar: Este lugar de la noche



La luz del atardecer
Para Alejandra Quintero
Y así vi el agua
Vi el agua correr.
Y así vi la luz
Vi la luz pasar.
Vi la gente, las palomas,
Los árboles, las nubes.
Y escuché el agua
Caer del cielo.
Escuché el doblar de
las campanas en la calle
Y escuché al vendedor de frutas
Gritando sus esperanzas.
Y ahí, en una habitación encima de la calle,
miré de nuevo tus ojos.
Ahí, en la luz, que ya desaparecía
de los cielos, mire.
¿Y tú? Por un momento,
parece que miraste también.

martes, 14 de abril de 2009



Poema Abdicación

Tómame, oh noche eterna, en tus brazos

y llámame hijo.
Yo soy un rey
que voluntariamente abandoné
mi trono de ensueños y cansancios.

Mi espada, pesada en brazos flojos,
a manos viriles y calmas entregué;
y mi cetro y corona?yo los dejé
en la antecámara, hechos pedazos.

Mi cota de malla, tan inútil,
mis espuelas, de un tintineo tan fútil,
las dejé por la fría escalinata.

Desvestí la realeza, cuerpo y alma,
y regresé a la noche antigua y serena
como el paisaje al morir el día.


Hablas de civilización, Y de que no debe ser

Hablas de civilización, y de que no debe ser,
o de que no debe ser así.
Dices que todos sufren, o la mayoría de todos,
con las cosas humanas por estar tal como están.
Dices que si fueran diferente sufriríamos menos.
Dices que si fueran como tú quieres sería mejor.
Te escucho sin oír.
¿Para qué habría de querer oír?
Por oírte a ti nada sabría.
Si las cosas fuesen diferentes, serían diferentes: esto es todo.
Si las cosas fuesen como tú quieres, serían sólo como tú quieres.
¡Ay de ti y de todos los que pasan la vida
queriendo inventar la máquina de hacer felicidad!

Fernando Pessoa


miércoles, 8 de abril de 2009





LOS DIARIOS DE ALEJANDRA PIZARNIK



LUZ ÁNGELA RENDÓN

A treinta años de su muerte, se publicaron en Argentina los diarios y la prosa completa de la poeta Alejandra Pizarnik, los diarios fueron recortados y censurados excluyendo (como sucedió en el pasado con gran parte de la obra en prosa y por voluntad propia de la autora) aquello que además de resultar ofensivo para algunos, no tenía mayor valor literario; no obstante y a pesar de lo polémico de la elección, la información que brindan es lo suficientemente valiosa para estudiosos y admiradores de Pizarnik y motivo suficiente para celebrar el suceso y recomendar su lectura. (1) Ellos son un testimonio fiel e inteligente de su proceso creativo, es decir que pueden leerse como la mejor lección de escritura, pero también como una historia de vida aunque este no era para nada el propósito de su autora; fueron para ella refugio y laboratorio, escribía en ellos por necesidad -anímica, sicológica- , pero también con la idea de que más adelante pudiera convertirlos en su novela. En todo caso es evidente que no le interesaba dejar memoria de su vida, al menos entendida como su vida pública.

Siempre tuvo la idea de la novela, desde el principio. Cada que deseaba algo, deseaba también lo contrario -y en este movimiento a veces llegaba hasta a desearlo todo a la vez, terminando en el vértigo y la perplejidad-. Quiso escribir poemas breves e intensos como un alarido en la noche y lo hizo, pero entonces tuvo la necesidad de experimentar lo contrario de lo que ellos le dejaban; quiso no morir más de inmanencia, salir de sí misma y decir cosas más lentamente, hallar alguna forma de continuidad al hablar, no hablar más a gritos. El diario le proporcionaba algo de esto pero en la medida que no se trataba de un lenguaje trabajado sino natural, ese alivio a sus necesidades no hacía más que alejarla de su objetivo de ser y expresarse de otra forma; por eso no deja de recriminarse e inculparse por no comenzar de una vez a trabajar en la novela y en cambio sí seguir escribiendo libremente en su cuadernillo. En algún punto del trayecto, a los 22 años, escribía:

“Pierdo los días, la vida, el sueño. Pero yo no tengo la culpa si deseo, a la vez, la muerte y la vida. al mismo tiempo, a la misma hora. Nada podré hacer si no me impongo un método de trabajo. Y en primer lugar un método de aprendizaje literario. Si yo tuviera el lenguaje en mi poder escribiría día y noche, pues es lo que màs deseo. Pero ya es obsesiva mi desconfianza en el manejo del idioma. Y la novela se convierte en utopía. Cómo estudiar, y trabajar, y leer, y escribir. Y lo quiero todo al mismo tiempo. Y también embriagarme, y ver amigos y angustiarme, y asistir a todos los [tachado]. Pero sobre todo angustiarme y querer morir porque quisiera todo y sólo soy nada. ¿Qué significa mi abuso de la conjunción y? ¿Qué sino prolongar hasta el infinito cuestiones que es necesario resolver ahora y aquí? (2)

Y un año más tarde:

“Duermo mal. Algo me urge y al mismo tiempo algo me estanca. Ganas de lanzarme y de quedarme clavada. Interés e indiferencia. He temido la locura. Estoy también segura -o calmada- respecto de mi fortaleza mental. Pensé en el amor. Esperanza y desesperanza. Superficial y profunda. Ängel y demonio. Genio e idiotez. No puedo morirme, me disperso, me ilusiono, me desespero. Estoy y no estoy en el mundo. Quiero y no quiero. Pensé mucho tiempo en el escribir y quiero aprender. Presiento un lenguaje mío, un estilo que no se dio nunca, porque será mío. A la casa de él, entonces. Quiero escribir en prosa. Hoy llamé a O. Me alteró su voz. No quiero analizarme. Mi única salvación es comenzar a pensar, es decir, interesarme por objetos concretos. Basta de absolutos, basta de la nada.” (3)

En el plano de la expresión, el conflicto entre poesía y prosa da lugar a declaraciones como las siguientes.

“Quiero escribir cuentos, quiero escribir novelas, quiero escribir en prosa. Pero no puedo narrar, no puedo detallar, nunca he visto nada, nunca he visto a nadie […] La poesía me dispersa, me desobliga de mi y del mundo. Pero contar en vez de cantar. No sé. Es como el lápiz mágico con el que soñaba de niña: que supiera, solo, multiplicar y dividir. Así ahora, me gustaría escribir novelas en el sentido más realista y tradicional que existe”. “no sé por qué me parece que una novela sí es un verdadero acto de creación. Porque la poesía no soy yo quien la escribe.” “La idea de escribir una novela al estilo “ortodoxo”, es decir, narrando, significa elegir lo que es más opuesto a mi naturaleza” Ahí va otra vez en pos de su sombra y percibiendo el otro lado de su poesía: “Es como si hubiera descubierto lo intolerable y lo imposible de la poesía. Me horroriza el lenguaje poético y a la vez, me repugnan los poemas en lenguaje oral” “Cada vez que interviene la razón, que me preocupo por leyes de armonía -heredadas o no-, que escamoteo y sustraigo del caos, la mentira se me vuelve evidente, se aparece como si fuera una visión o como si fuera una revelación sobrenatural” “El peligro de mi poesía es una tendencia a la disecación de las palabras: las fijo en el poema como con tornillos. Cada palabra se hace de piedra. Y ello se debe, en parte, a mi temor de caer en un llanto trágico. Y también el temor que me provocan las palabras” También cuando escribe el diario, no deja de percibir las varias caras de ese escribir: “Tal vez me hace daño escribir este diario pues me proporciona la fantasía de una falsa facilidad literaria. Preferiría estar cinco horas frente al escritorio y escribir solamente dos líneas que estar dos horas y escribir cinco páginas que luego deberé reducir a dos líneas. Lo que me molesta es la escoria” “en verdad no quiero escribir por compromiso o mejor dicho no puedo escribir por compromiso. No sé por qué siento que vengo haciéndolo desde siempre, excepto este diario, este y los demás diarios, en los que me quejo y protesto con cierta libertad -palabra que no debería decir nunca” “el destino de este diario, hallar en él algo a modo de continuidad”

No se encuentran revelaciones propiamente dichas en estos diarios, nada que no esté ya en la obra y mucho menos que la desmienta, en lugar de eso se ponen sobre la mesa –así sea parcialmente- todas las piezas del rompecabezas de su personalidad, y se comparte con ella, entre la emoción, la sorpresa y la fatiga el infierno de su lucidez. Está por ejemplo la carencia afectiva, presente de principio a fin, confabulándose con su exigente y agotador “método” de escritura para acelerar su destrucción

Es tal su imagen de escritora entregada y consagrada por entero a su trabajo, que no deja de sorprendernos cuando nos encontramos de frente con las dudas naturales del comienzo. El diario comienza en 1954 a los 18 años. Sus inicios están marcados por conflictos idénticos a los de cualquier joven -entre la disipación e indisciplina de la juerga y la seriedad y adultez de la disciplina de trabajo- e idénticos a los de cualquier escritora en ciernes -profesión, enfrentada a (¡oh sorpresa!) los hijos y la vida de pareja-. En 1955, año en que publica su primer libro, Alejandra habla sobre su temor a errar en la elección de su vocación. Se dice que habría que comenzar pues por renunciar a la vida de hogar; los ejemplos conocidos así lo confirman, después de hacer un breve repaso de escritoras célebres, son mayoría las que sólo le merecen desprecio: ¡galeotes dramáticos!, aridez sublimada, dice para referirse a ellas, sólo Catherine Mansfield -con la que se identifica varias veces le parece convincente “pero sus tareas eran análogas y la mayor parte del tiempo estaban separados”, concluye. Pero, ¿y si después pasa que no es capaz de hacerse escritora?, ¿si sòlo se engaña al creer que tiene las capacidades para hacerlo? entonces no sólo habrá fracasado en un terreno, sino que su vida toda, hasta sus momentos más dichosos y su propio nacimiento “habrán sido vanos e inútiles”. Con el tiempo, la posibilidad del amor se volvió cada vez más remota; para amarla habría que viajar también a encontrarla detrás del espejo, nadie era capaz de soportar su amor de niña desvalida, delirante y autodestructiva, ella por su parte, cada vez se convencía más de que sólo podía amar a un ser que encarnara el amor surgido de su imaginación, y de que la encarnación de tal ser era imposible que se diera en una sola persona real.

Las dudas sobre la vocación iban más allá de lo afectivo; también sorprende oírle decir: “temo que mis deseos de escribir no sean más que medios para conseguir el fin anhelado, éxitos, gloria, fé en mi.”. Y aún más, enterarnos de que hubo un tiempo, antes de tener 18 años, en el que “Pensaba que la fé era importantísima. Pensaba que la muerte no es para mí. Ni la soledad. Ni el arte.”.

El temor a las consecuencias de esta renuncia vuelve a expresarse años más tarde: “No sólo la muerte da sentido a la vida. Esta verdad ha encarnado en mí. En suma, más que la angustia y la muerte, me preocupa mi carencia amorosa [,,,] ¿cómo no lo comprendí? ¿cómo hube de pensar en mi futuro exilando el amor? Esta mano helada cerrando mi presente, esta espada pavorosa que anonada mis impulsos, esta sensación inocua de que todos mis actos son irrisorios como si se desarrollaran en un escenario de cenizas, todo esto, es mi carencia de amor.” (4)

Y en diciembre de 1962: “De nuevo. Saber de nuevo que es preciso aprender a vivir sin amor. Cada vez que me lo hacen saber me asombro. Y es lo primero que supiste. Lo sabes desde que cumpliste un minuto de vida.” Y en diciembre de 1966, lúcida e impotente, reconoce que se traicionó a sí misma: “Por más que trate de estilizar mi pensamiento hasta hacer de él una espiral o una flecha debo reconocer la verdad: mi sola preocupación es lo erótico. Y en este sentido soy una cobarde que no se oculta de saberlo. Ir hasta el fondo de lo erótico es mi única necesidad, es tal que no lo diferencio de mi” Y en 1971, a un año de su muerte: “…Como si escribir me estuviera prohibido. ¿Y por qué no me estaría? La escritura, el sexo: mi ausencia actual de estos dos pilares de sabiduría”

Para ella, -dijo también alguna vez en su diario, sólo era posible vivir “si en la casa del corazón hay un buen fuego”

No obstante todo lo anterior, ello no impidió que -durante un tiempo- la de la enamorada fuera una de sus voces preferidas, con la cual escribió algunos de sus poemas más memorables.

A pesar de lo esencial que resulta el tema, este no ocupa mucho espacio dentro del texto ni siquiera durante los primeros años; el clima predominante a lo largo del mismo es más bien el de la angustia del escritor enfrentado a sus límites como ser humano por obra y gracia de su trabajo; angustia interrumpida ocasionalmente por esfuerzos autoafirmativos desesperados. Y aún así, la belleza no está ausente, ni en el lenguaje, ni en la misma historia. A propósito, en una de las muchas apreciaciones sobre arte que incluye, dice después de leer teatro de Yukio Mishima y compararlo con el cine de Bergman: “en ambos la demostración de la futilidad, del absurdo de la existencia humana, encarna en imágenes oníricas y en conceptos breves, terribles, bíblicos. Siempre me ha sorprendido y maravillado que se pueda realizar obras bellas partiendo de la imposibilidad de la felicidad o del absurdo de la existencia.”

La libertad de expresión se manifiesta en la mezcla de formas de composición y de recursos para hablar de sí misma. Están sus visiones, largos párrafos e incluso páginas enteras en los que se enlazan entre sí una serie de imágenes, formando un cuadro o escena, y seguidas a continuación por el monólogo del yo que mira y analiza. Están los sueños, que siempre aparecen como tales (al parecer principalmente cuando se trata de los que le resultan o demasiado enigmáticos o con un significado evidente). Aparecen dos o tres poemas, es decir, escritos en verso; uno de ellos en su “idioma de broma”, una especie de trabalenguas aparentemente sin sentido. Aparecen también dos cuentos cortos en los diarios de París (años 1960-1964), la única parte del diario que fue corregida e inclusive publicada parcialmente. Hay muchas pequeñas historietas, a veces contadas y otras consideradas y analizadas a distancia como “tema para un cuento”. En un par de ocasiones, al comienzo, encontramos airadas quejas, que conservan un poco el tono (otra vez, ¡oh sorpresa!), de un manifiesto en contra del medio artístico y cultural de Argentina. Hay diálogos; al menos dos, uno que da inicio al libro (pretendidamente humorístico, entre un pintor famoso, un pintor principiante, un poeta maduro, un poeta principiante y un estudioso del sicoanálisis, sobre el tema de la pantaleta obsesiva) y otro dentro de los cuentos mencionados. También en los comienzos, las plegarias son frecuentes, casi siempre en cumpleaños o comienzos de año; igual sucede con los inventarios existenciales o espirituales que dan como resultado pequeños poemas en prosa autobiográficos. (Muy al principio se tiene la impresión de una voluntad deliberada de utilizar el lenguaje de la poesía pero eso pronto desaparece)

Un par de ejemplos de esos inventarios y esas plegarias -algunos de gran belleza y fuerza expresivas-:

“La viudez de mi destino enmarcó mis huesos. Tengo lo oscuro que vaga silbando en mis aterrorizadas vísceras. Tengo la jocosa maraña de inimaginables plebiscitos artísticos. Tengo la burda emboscada de mi ardor innato. Y tengo mucho más que no digo pues ya es tarde. Muy tarde. Tengo dieciocho años”

“Con las manos tendidas y el pájaro herido, balbuceante y sangriento. Con los labios expresamente dibujados para exhalar quejas. Con la frente estrujada por todas las dudas. Con el rostro anhelante y el pelo rodante. Con mi acoplado sin freno.
Con la malicia instintiva de la prohibición. Con el hálito negro a fuer de tanto llanto. Heredé el paso vacilante con el objeto de no estatizarme nunca con firmeza en lugar alguno. ¡En todo y en nada! ¡En nada y en todo! “ (5)

En enero de 1960, al comenzar sus diarios de París:

“Que este año me sea dado vivir en mi y no fantasear ni ser otras, que me sea dado ponerme buena y no buscar lo imposible sino la magia y extrañeza de este mundo que habito. Que me sean dados los deseos de vivir y conocer el mundo. Que me sea dado el interesarme por este mundo”

La siguiente no es una plegaria, ni siquiera un ruego, apenas un suave pedido pero el más importante y definitivo y uno de los fragmentos más hermosos de todo el libro:

“Alma querida: si me dijeras: respira callada; el aire augura formas completas; luces extrañas se avecinan; pies azules pisan manos verdes por venir a defenderte. Si me dijeras: respira, mi confiada; la luna no monta cuervos; podrás hablar en futuro sin asfixiarte; nadie muere en tu memoria; no tienes por qué realizar funerales mentales, empresa demasiado seria para tus ojos delicados. Tómale el pulso a un pájaro que tenga colores vivos: verás que te sumerges en un puro despertar. Alma querida: si me dijeras: no busques más, ángel abrazado, no bebas más, no dejes que te la hagan, si me dijeras como me dijiste: el horizonte atroz se equivocó de nombre. No eras tú la esperadora de un barco fantasma. Abandona tu muelle de perros hambrientos. Origina de inmediato un espacio musical donde dejar nuestras desnudeces. Alma querida: si estuvieras, si me dijeras, si vinieras, si me salvaras.” (6)

“A veces es ella hablando de sí misma, y otras es ella hablando de una mujer cualquiera -a la que se refiere con el pronombre y, alguna vez, una sola, al hablar de su imagen públicamente aceptada de poeta, con las iniciales de su propio nombre, modalidad esta última, que utiliza en el 99% de los casos para nombrar a los que aparecen en su diario-; una sola vez también, al hablar de la carencia de amor, en vez de decir yo dice nosotros. (Muchas veces el yo es pasivo, en lugar de ser quien ejecuta la acción, es un lugar en el que se ejecuta la acción, pero esto obedece a otro asunto.)

El placer de los sentidos, que más tarde y por mucho tiempo hasta el fin de sus días se tornó en dolor insoportable, aparece también en una primera época y es reconocido como experiencia fundamental, única capaz de proporcionarle una base firme -pero efímera-. Su alegría con el paisaje, marino, citadino y hasta doméstico, da lugar a emocionadas descripciones.

“[…] cuando siento cada trozo, cada milímetro, cada color, cada baldosa que vuela a mi perfección; sí, cuando siento que mi sentir se amplía infinito y todo lo traspasa, todo ¡ah! ¿Habría mil ejemplos, mil momentos, mil situaciones! Entonces, cuando miro, huelo, oigo, recuerdo, siento; mi ser ya no espera. Mi ser vibra con los sentidos erguidos, atentos en su puesto. Cuando mi alma se espera en las sagradas nimiedades y recuerda su elección en potencia, ya no se angustia buscando rutas seguras. ¡No! No hay angustia que alcance su nivel. Ni desesperación. Ni dolor. No existe vocablo alguno en el cual invertir mi sensación en ese momento” (7)

Excepto estos escasos momentos y aquellos -escasos también- en los que se hace una con el poema y arde en él, siempre está escindida, desgarrada, siempre en pos de su sombra, se niega a afirmarse, a fijarse en una imagen de sí misma. Ella, que dejó de ser mujer para ser poeta y asesinó a ambas, hizo una poesía que sigue siendo para muchos la mejor que cualquier mujer haya escrito en español –en casa de ciegos el tuerto es rey, decía-; y su experiencia de vida sin duda fue, para ella misma y para nosotros que la miramos desde lejos, más rica e intensa que la de la mayoría de las mujeres ayer y hoy. Así de paradójica es la condición humana. Y esto lo supo tan bien, que no dudó nunca a la hora de escoger entre la falsa unidad que le ofrecía su máscara de escritora, y su urgencia por seguir sus propias voces. Probablemente esto sea lo mejor de toda la historia.


NOTAS

(1) Pizarnik, Alejandra Diarios, Barcelona, Lumen, 2003
(2) Ibíd., pp.121-122
(3) Ibíd., p.139
(4) Ibíd., p.107
(5) Ibíd., p. 130
(6) Ibíd., p.191
(7) Ibíd.,p.136