viernes, 9 de octubre de 2009





LA PEOR MUJER DE LA TIERRA

Era de mediana estatura y de cabellos rizados,
De nariz prominente, piernas torcidas y cuerpo enjuto.
Gustábale los viajes en crucero y en avión,
Y los buenos hoteles de Acapulco y Cartagena.
Ella ingresó a la universidad pero solamente,
Para que en su familia comentaran que estudia.
Después abandonaría los estudios para siempre.
Pues, para eso estaban los hombres en el mundo,
Para que también cumplieran como tales...
Palurda, fisgona, entrometida y sabelotodo.
Desplazábase oronda por las calles de la ciudad,
Con aires de importante y sueños de gran Dama.
Su aspiración mayor, era por supuesto, salir retratada
En las páginas sociales, junto a las grandes señoras
De familia, de la alta sociedad y de la buena vida;
Aquellas veteranas que rezan todo el día el santo rosario,
Cuando ya la muerte las acecha, amenaza y vigila.
Habiendo sido de jóvenes más perdidas que una bala.
Sus ojos no se mueven, para nada, del televisor,
Y no camina ni a la esquina de su casa sin auto ni taxi.
Ella jamás dio de lactar a nuestro primogénito y único hijo,
Para no deformar sus tersos pezones y voluptuosos senos.
¡Yo no sé, porque existiendo tantas hembras en el mundo,
Tuve que tropezarme con la peor mujer de la tierra!
Carlos Alfonso Rodríguez

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