miércoles, 10 de diciembre de 2008

Cristina Piña en Poesía y Experiencia del Límite: Leer a Alejandra Pizarnik


Y sin embargo, a pesar de las palabras prestadas, los procedimientos reiterados. La cercanía a otras búsquedas. Los ecos personales constantes, la alusión repetida a su obra por parte de sus contemporáneos y de los poetas de la generación posterior, su obra sigue recortándose como algo de inagotable seducción, una especie de cámara oscura en la cual. más allá de mostrársenos significados propios y presentársenos estructuras verbales peculiares, se nos interroga como lectores, poniéndonos en contacto con ciertas zonas centrales de nuestra experiencia profunda de lo real: el miedo, la sexualidad, la muerte, en suma, eso que la vida cotidiana expulsa a un lugar excéntrico, fuera de la escena, y que su poesía, su prosa, convocan a través ya de la alusión y la ausencia, ya de la fulgurante exhibición.

Y lo más poético de los Diarios:

23 de septiembre de 1954

Quebrada en el diván asisto inquieta y divertida a la ilógica ansiedad que salta dentro de mí. El temor al futuro me previene sigiloso: ¿qué será de mí?

…El presente truhán y bohemio no admite amonestaciones verdosas y macilentas. Los anhelos vierten su sed infinita en mi cáustica, desconcertada interioridad.

Junio de 1955

Soy un signo de interrogación rodeado de ojos y de fuego. Mi base es un cenizero [sic]. Mi cabeza es humo que asciende en ondas grisazuladas.

La viudez de mi destino enmarcó mis huesos. Tengo lo oscuro que vaga silbando en mis aterrorizadas vísceras. Tengo la jocosa maraña de inimaginables plebiscitos artísticos. Tengo la burda emboscada de mi ardor innato. Y tengo mucho más que no digo pues pues ya es tarde. Muy tarde. Tengo dieciocho años.

5 de julio de 1955

Heredé de mis antepasados las ansias de huir. Dicen que mi sangre es europea. Yo siento que cada glóbulo procede de un punto distinto. De cada nación, de cada provincia, de cada isla, golfo, accidente, archipiélago, oasis. De cada trozo de tierra ode mar han usurpado algo y así me formaron, condenándome a la eterna búsqueda de un lugar de origen. Con las manos tendidas y el pájaro herido balbuceante y sangriento. Con los labios expresamen

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